CUATRO GENERACIONES DE SOÑADORES
Hijos de la tierra y de la memoria
Las tradiciones ni se improvisan ni se pueden impostar; las tradiciones son el fruto maduro de los sueños, y del sudor y desvelos de quienes los sueñan.
Guardianes del
alma gallega
Uva a uva, vendimia tras vendimia, la historia de Valdesil se ha ido labrando durante cuatro generaciones sobre el sustrato de un legado familiar conformado por un mosaico de pequeños viñedos –pezas– diseminados en las laderas más extremas del valle de Valdeorras, en la cuenca del río Sil, junto con una manera de entender el cultivo de la vid basada en el máximo respeto a la tierra.
A lo largo de estas cuatro generaciones hemos recuperado viñedos condenados a la desaparición y preservado variedades de uva ancestrales por las que nadie más apostaba.
Y en este viaje sin retorno, hemos conseguido crear vinos legendarios que despiertan emociones, trascienden el entendimiento y se enraízan indefinidamente en nuestra memoria.
Pertrechado tras una orografía agreste, dura, accidentada y vertiginosa, Valdeorras atesora un universo de terroirs de una extraordinaria variedad y riqueza, que imprime ese carácter tan singular a cada uno de nuestros vinos.
Nuestras pezas penden de laderas extremas, exigentes, expuestas al capricho de una climatología incierta y salvaje que aporta a cada añada una personalidad única.
A lo largo de nuestra historia hemos enfrentado las más exigentes fuerzas de la naturaleza: heladas, tormentas de granizo, sequías, incendios, lluvias incesantes, veranos extremos, crudos inviernos, primaveras inclementes y otoños aciagos, plagas devastadoras…
Y aunque nunca fue fácil soportar las embestidas del destino, el orgullo de ser los últimos guardianes de una viticultura extrema, romántica y audaz compensa sobradamente todos los esfuerzos que nos han llevado a donde hoy estamos.
Lo extraordinario
nunca nace
de lo sencillo
Las raíces
de un sueño
Nuestra casa nace de la unión, a finales del siglo XIX, de dos familias de hondo arraigo en la tradición vitivinícola milenaria del valle del Sil: la familia Prada, originaria de la aldea de Córgomo, y la familia Gayoso, de la aldea de
Portela.
Surge de esta alianza un patrimonio común de viñedos históricos, plantados exclusivamente con variedades ancestrales gallegas, en los que la familia vuelca, desde hace ya cuatro generaciones, su amor a la tierra y su
respeto por la naturaleza practicando una viticultura orgánica, tradicional y de respeto, para producir vinos legendarios. Vinos que enfatizan el poder telúrico y las condiciones extremas donde habitan nuestras plantas, para alcanzar una simbiosis perfecta entre las dimensiones espiritual y humana que moldean procelosamente nuestras vides a lo largo del tiempo.
Nuestro legado lo constituyen un mosaico de pequeñas parcelas –pezas– de viñedos antiguos que cuelgan de las laderas más extremas del valle de Valdeorras y las enseñanzas transmitidas, de generación en generación, acerca de una manera de entender la tierra, el trabajo y la vida.
Este legado, que huele a lluvia y añoranza, es la suma de un territorio y de una memoria
Recibimos de nuestros mayores un tesoro y aprendimos, no solo el oficio de hacer vino, sino también la determinación de seguir adelante cuando la adversidad intenta expulsarte de tu sitio en la vida.
Ellos no se rindieron nunca y su coraje forma parte de la herencia familiar recibida. Seguimos haciendo el vino que ellos soñaron, el obtenido de las variedades de uva nacidas en estas tierras, tan generosas como difíciles. Con sus mismas técnicas. Con su misma entrega. Con su misma pasión.
Aferrados
al espíritu
de la tierra
Valdesil
De dónde venimos

La primera viña
Nuestro bisabuelo, José Ramón Gayoso Santín, planta la primera viña monovarietal de uva Godello en Portela, Pedrouzos. Nace la leyenda.
1885

PIONEROS EN LA COMERCIALIZACIÓN DE LOS VINOS DE VALDEORRAS
A partir de la inauguración de la línea de ferrocarril que une Galicia con Palencia desde finales del siglo XIX, llegan a Valdeorras comerciantes provenientes de ciudades gallegas como Santiago o A Coruña en busca de vinos de calidad de pequeños productores del valle.
Ya desde estos primeros tiempos, la familia se ha labrado una reputación que la sitúa como uno de los productores locales de mayor prestigio por la gran calidad de sus vinos, y se convierte en pionera en la comercialización de los vinos de Valdeorras con destino
a las grandes ciudades gallegas.
1910

EL VIÑEDO DE O CHAO
Manuel Gayoso recibe en donación el viñedo de O Chao por su dedicación y entrega como profesor del seminario de las Ermitas.
Se trata de uno de los viñedos más antiguos de Valdeorras, cultivado al menos desde mediados del siglo XIX. Localizado en una de las laderas que rodean el Santuario, era uno de los viñedos predilectos de la orden eclesiástica que lo cultivaba. Un viñedo que reúne las tres cualidades que hacen de algunos vinos verdaderas leyendas: un entorno natural superlativo, un poso místico consecuencia del legado espiritual del asentamiento primitivo, y la mano del hombre que a lo largo de la historia cincela los muros de piedra entre los
que crecen las vides.
1941

UN NUEVO IMPULSO
Francisco Prada Gayoso impulsa, a finales del siglo XX, una segunda etapa de comercialización de los vinos elaborados por la familia con marcas propias: Montenovo, Valdesil y Valderroa serán las primeras en ver la luz.
1988

MIRAR LEJOS, LLEGAR ALTO
Raúl Prada inicia una etapa de internacionalización, a partir de la elaboración de vinos parcelarios de escasa producción, que abre a Valdesil las puertas de los mejores establecimientos del mercado nacional e internacional y convierte a la bodega en referencia de la alta gastronomía. Fruto de esta visión nacen las marcas Pezas da Portela, O Chao, Pedrouzos, Asadoira, Vilariño y Carballeda.
2012
Valdesil
Nuestra gente

Jose Ramón Gayoso Santín
FUNDADOR
1ª GENERACIÓN DE LA FAMILIA
Pionero en el cultivo y elaboración de la variedad Godello, su dedicación al cultivo de la vid fue absoluta. Su talento innato, su intuición, y las dramáticas vicisitudes de su historia personal (su madre falleció en el parto, razón por la que su padre contrajo una depresión legando el cuidado de su hijo en manos de sus abuelos maternos) explican su agudeza, su arriesgada capacidad visionaria y su lugar en la historia. Enfrentó con asombrosa visión la tragedia de la filoxera, reestructurando el patrimonio familiar con asombrosa sabiduría a pesar de su juventud. Su carácter marcó definitivamente la personalidad de nuestros vinos: elegantes, expresivos y, al paso del tiempo, legendarios.
Hermanos Francisca, Manuel y José Gayoso Díaz
2ª GENERACIÓN DE LA FAMILIA
Continuaron y preservaron el legado de su padre como pionero en el cultivo y elaboración de vinos de Godello, plantando una colección de pequeñas parcelas –pezas– alrededor de Pedrouzos, en la aldea de Portela, que hoy constituye un testimonio histórico de la consolidación de la variedad Godello en el valle, así como de su labor y su dedicación al cultivo de la vid. Sentaron las bases del espíritu familiar de la bodega, poniendo en valor su trabajo conjunto, aunando esfuerzos, compartiendo avances y labrando las tierras con la mirada puesta en la siguiente generación.

Francisco Prada Gayoso Díaz
PRESIDENTE
3ª GENERACIÓN DE LA FAMILIA
Tras una trayectoria profesional exitosa, regresa a Portela con un objetivo claro: elaborar grandes vinos gallegos con marcas propias a partir del valioso patrimonio histórico familiar, lo que supone un impulso decisivo alejándose de las elaboraciones a granel. Su gran sueño y su obsesión: derribar las fronteras internacionales de los vinos gallegos y hacer un gran tinto gallego. En 1996 inicia la exportación a Reino Unido, convirtiéndose en la primera bodega del valle de Valdeorras en exportar sus vinos. En 1992 presenta Valnereida, un tinto que revolucionó el mercado de vinos tintos gallegos a partir de una única variedad, María Ardoña, recuperada de su abandono. Entre 1989 y 2011 presenta las marcas que narran la historia reciente de la Bodega: Montenovo, Valdesil, Valderroa, Valderroa Carballo, Pezas da Portela y Pedrouzos.

Raúl Prada Luengo
DIRECTOR GENERAL
4ª GENERACIÓN DE LA FAMILIA
Después de más de 3 décadas de formación y experiencia realizando todo tipo de tareas en la Bodega, se incorpora junto a su padre en la toma de decisiones, impulsando la internacionalización de la bodega familiar y la implantación de las marcas elaboradas por la familia a partir de vinos de parcela: O Chao, Asadoira, Valteiro, Carballeda y Vilariño.
Su esmero en la preservación del patrimonio familiar, formando y transmitiendo el conocimiento atesorado durante cuatro generaciones en la gestión del cultivo de la vid, así como el desarrollo de una importante labor para lograr aislar genéticamente los clones familiares propios, tienen como objetivo primordial salvaguardar las variedades y las tradiciones ancestrales del valle.
Con presencia en más de 30 países, el fortalecimiento de las relaciones con los clientes es su verdadero leit motiv, así como la puesta en valor de un entorno natural único, el valle del Sil, contagiando su pasión y respeto infinitos a cada una de las personas que año tras año visitan nuestro pequeño paraíso.